Las imágenes del Mayo Francés pueden volverse para la juventud fuente de experiencia, lecciones e imaginación política. Los textos aquí presentados reúnen reflexiones de testigos presenciales, testimonios, relatos y una extensa documentación que permiten sumergirse en este acontecimiento que marcó la segunda mitad del siglo XX.
¿Diez millones de huelguistas en Francia? ¿Estudiantes desafiando a la policía montada?¿Obreros y estudiantes haciendo temblar a la burguesía en uno de sus centros mundiales? Sin lugar a dudas las imágenes de mayo de 1968 recrean un imaginario revolucionario. La avanzada neoliberal –y sus variantes edulcoradas de “capitalismo humano”–, luego del desvío del ascenso obrero que comenzó ahí, tuvo como correlato ideológico el intento por desaparecer este imaginario. Se intentó “ciudadanizar la política” para dejar de hablar de clases, de lucha en las calles, de estrategias políticas.
La persistencia de la crisis capitalista, en cambio, trae con fuerza esas imágenes. Una juventud que sabe que vivirá peor que sus padres y empieza a ponerse de pie en Europa y distintas partes del mundo plantea la perspectiva de que el movimiento estudiantil aparezca como un sujeto determinante junto al movimiento obrero. Las imágenes del Mayo Francés pueden volverse para ella fuente de experiencia, lecciones e imaginación política.
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